ARTÍCULOS
El Basilisco nº58 (enero-junio 2023). Revista de tapa blanda, 111 páginas.
Pentalfa Ediciones, Oviedo, 2023.
La Apología de los hermanos dominicos (1595) es la censura que los teólogos dominicos de España envían al tribunal de la Santa Inquisición, denunciando la Concordia liberi arbitrii cum gratiae donis (1588) del jesuita Luis de Molina. Domingo Ibáñez, catedrático de prima de teología en la Universidad de Salamanca, fue el encargado de redactarla, poniendo al servicio de la causa dominica toda su capacidad dialética y retórica: Piadosísimos Padres, defensores de la fe católica y, en virtud de la autoridad apostólica, legítimos debeladores de los errores heréticos, es del todo ajeno a nuestro instituto religioso, en obediencia a vuestro santo tribunal, pasar por alto cualqueir afirmación impía y novedosa. Más aún, es propio de nuestro debes, como fieles perros del primer y más importante inquisidor del error herético, nuestro bienaventurado y Santo Padre Domingo, no sólo ladrar contra las doctrinas peligrosas, sino incluso... morder con ferocidad a sus autores. Pues, ¿quién olfateó, husmeó y encontró a Constantino, Egidio, Cazalla y a otros seguidores y partidarios de la herejía luterana?
Este libro pretende impulsar en los lectores el pensamiento de que no hay que ir a buscar el núcleo de la religiosidad entre las superestructuras culturales, o entre los llamados «fenómenos alucinatorios», ni tampoco entre los lugares que se encuentran en la vecindad del Dios de las «religiones superiores». El lugar en donde mana el núcleo de la religiosidad es el lugar en el que habitan aquellos seres vivientes, no humanos, pero sí inteligentes, que son capaces de «envolver» efectivamente a los hombres, bien sea enfrentándose a ellos, como terribles enemigos numinosos, bien sea ayudándolos a título de númenes bienhechores. El núcleo de la religión se encuentra en el mundo de los númenes.
Ver en la Fundación Gustavo Bueno.
Ver en Helicon.es
ARTÍCULOS
HISTORIA EL PENSAMIENTO
TEATRO CRÍTICO
LIBROS Y RESEÑAS
Neutralidad benévola examina la política seguida por el gobierno conservador británico en la primera fase de la guerra civil, desde su inicio como insurrección militar en julio de 1936 hasta su conversión imprevista en una contienda de larga duración a fines del mismo año. Se analizan la estructura de las relaciones anglo-españolas en la preguerra, los antecedentes y formulación de la estrategia política británica frente a las nuevas condiciones bélicas y los resultados de su ejecución práctica sobre el devenir del conflicto. Se puede decir que el gabinete británico, ante el vivo temor a que se reprodujera la secuencia revolucionaria rusa en la otra esquina del continente, se refugió en una neutralidad benévola, primero de modo tácito y luego bajo el amparo del Acuerdo de No Intervención, con la finalidad esencial de evitar así cualquier ayuda directa o indirecta al gobierno republicano y cualquier perjuicio a los sublevados. Dicha estrategia política neutralista, vertebrada sobre varios factores condicionantes y suspuestos implícitos, sería reforzada, una vez comenzada la internacionalización de la contienda, por los motivos que alentaban la política británica de apaciguamiento europeo. La inesperada resistencia republicana en Madrid a fines de 1936 y el paralelo incremento de la ayuda italo-germana a los insrugentes destruirían al expectativa de hallarse ante una guerra breve y el confinamiento de la crisis que había logrado el sistema diplomático de No Intervención. Ambos procesos obligarían a las autoridades británicas a efectuar reajustes notables en su política española, tanto en el plano de las relaciones bilaterales con los insurgentes como en el plano multilateral europeo.
Doktor Faustus fue la última novela de Thomas Mann, y la última gran novela tal y como se concebía el género a finales del XIX y principios del XX, una de cuyas cumbres, por supuesto, fue La montaña mágica del propio Mann. Este libro de Rufino Salgero parte de la reflexión que Mann hace, en Doktor Faustus, de la agonía de esa forma de entender la novela (extendida a la música y al arte en general) y su voluntad de mantenerla viva a través del pastiche, la autocita y la racionalización. Analiza la «técnica de montaje» de Mann y la colaboración que encontró en el joven Theodor W. Adorno, aspirante a filósofo a quien había de reconocer coautor de muchos de sus pasajes, a pesar del pequeño drama familiar que le hizo ocultar el alcance de tal colaboración.
Ramón de Campoamor y Campoosorio (1817-1901), filósofo, político y poeta, fue uno de los personajes más famosos y populares de la España del siglo XIX. Como servidor público fue auxiliar del Consejo Real en 1846, jefe político-gobernador civil de Castellón, Alicante y Valencia entre 1847 y 1854, diputado a Cortes por el partido conservador en 1857, director general de Beneficencia y Sanidad, consejero de Estado, académico de la Lengua desde 1861, senador del Reino..., y profesó siempre lealtad incondicional a Isabel II y Alfonso XII. Como filósofo, atento y crítico a las cuestiones disputadas en su tiempo, encontró polémica desde su primer libro de 1846, Filosofía de las leyes, que según el crítico de La Censura: «contiene proposiciones contrarias a la doctrina católica, erróneas o inductivas a error, falsas, inmorales y ofensivas e injuriosas a nuestra religión y a sus santas instituciones; por todo lo cual es libro cuya circulación debe impedirse, no porque cualquier persona de sano criterio y regular instrucción no sea capaz de discernir fácilmente los graves errores enseñados en él, sino por el peligro de que beban el veneno de la mala doctrina esa turba de jovenzuelos ignorantes e infatuados, que desechando o despreciando nuestros más importantes dogmas y nuestra moral sublime creen y reciben con idolátrica veneración cuanto le place dogmatizar al primer escritor advenedizo que halaga las pasiones y fomenta el orgullo desmedido de la generación actual.» En esta edición que aquí ofrecemos de las Obras filosóficas de Campoamor se siguen los textos que dispusieron para las Obras completas (Madrid 1901-1903, 8 vols.) sus amigos Urbano González Serrano, Vicente Colorado y Mariano Ordóñez. Además de la Filosofía de las leyes (1846), El personalismo, apuntes para una filosofía (1855), La metafísica limpia, fija y da esplendor al lenguaje (1862), Lo absoluto (1865), Poética (1883), El ideísmo (1883), incorporamos a esta recopilación sus discursos parlamentarios y las Polémicas con la democracia y Sobre el panenteísmo
El sintagma «muertes perpendiculares», con el que ponemos título a este Ensayo, es el resultado de la transformación inversa de la afortunada expresión «vidas paralelas», con la que Plutarco cubrió sus famosas biografías comparadas, cuatro de las cuales están aquí en juego: las de Alejandro Magno y Julio César, y las de Dión y Marco Bruto. como quiera que César y Bruto, personajes sobre los que gira este escrito, no están «en paralelo», porque las comparaciones paralelas las estableció Plutarco entre hombres ilustres del mundo griego y romano, hemos cruzado nosotros las paralelas sobre las que transcurren los nacimiento y muertes de esos cuatro personajes históricos mencionados; y en la perpendicular determinada y paramétrica que cruza las vidas y las muertes de Julio César y Marco Bruto, hemos encontrado la luz para determinar la naturaleza diamérica de esos dos conceptos conjugados que, aplicada a nuestros protagonistas, se concretarían en la perpendicularidad thanatica del puñal de Bruto sobre el cuerpo de César y en la perpendicularidad thanatica de espada de Bruto sobre la que él mismo se arrojó, acaso impulsado, entre otros motivos, por los remordimientos derivados de la crítica logoterápica del moribundo César: «¿También tú, hijo mío?» (Suetonio), tras la derrota sufrida por él y sus seguidores republicanos a manos del ejército monárquico-imperial, capitaneado por Octavio César Augusto y Marco Antonio en la batalla de Filipos (42 a.C.).
ACTAS DE LAS II JORNADAS DE HISPANISMO FILOSÓFICO (26-27 OCTUBRE 1995)
Y otros.