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El Basilisco nº59 (septiembre-diciembre 2023). Revista de tapa blanda, 151 páginas.
Pentalfa Ediciones, Oviedo, 2023.
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RESEÑAS
La respuesta a la pregunta ¿qué es la filosofía? sólo puede llevarse a efecto impugnando otras respuestas que, junto con la propuesta, constituya un sistema de respuestas posibles; porque el saber filosófico es siempre (y en esto se paree al saber político) un saber contra alguien, un saber dibujado frente a otros pretendidos saberes.
El presente opúsculo intenta responder a la pregunta ¿qué es la filosofía? tal como esta pregunta está siendo planteada, prácticamente, en los debates políticos y administrativos en la España del presente, especialmente los problemas suscitados por los diversos proyectos de reforma de los planes de estudio de la enseñanza secundaria y universitaria.
En este texto polémico y radical, se propone una teoría filosófico-política del Estado y el Imperio que rechaza los cánones y mitos ideológicos de la teología liberal-moderna, de raíz moral protestante, implantada en todo el Occidente durante los dos últimos siglos, y que ha dado lugar a multitud de corrientes, sean de «derecha» o de «izquierda». Sobre las bases del realismo político y del materialismo filosófico (Baruch Spinoza, Gustavo Bueno), el autor emprende una crítica que se dirige contra las concepciones teóricas formalistas, idealistas y subjetivo-individualistas de la Contemporaneidad, e incluso alcanza a parte de la doctrina realista-materialista. En el contexto de grandes cambios mundiales que hoy se avizoran, los pueblos de civilización hispano-latina y ruso-bizantina se hallan en una encrucijada existencial crítica, sobre todo por la amenaza de desintegración político-moral que representa la totalización imperial-liberal anglosajona. Demasiado extensas para ser ignoradas, y demasiado divididas para alzarse con voz unitaria, las Españas y las Rusias, más parecidas entre sí que al resto del mundo, constituyen hoy no sólo un objeto principal de la filosofía de la historia; también un problema fundamental del presente geo-político. Este ensayo realiza un recorrido a través de las teorías políticas e internacionalistas, el pensamiento público de hispanos y rusos, la formación histórica de sus imperios y su caída, y las grandes cuestiones del mundo político actual en base a las dimensiones del poder soberano (inviabilidad de la UE, depredación liberal-capitalista, disolución socio-moral, separatismo, etc.), hasta el capítulo final, en que se aborda proyectivamente el problema político hispano-ruso y se discuten de forma razonada las vías hipotéticas de su (re)solución, que para los pensadores contemporáneos resultarán muy controvertidas. ¿Reconstitución política de los pueblos hispanos y rusos? Para el autor, esto es altamente improbable, mas no imposible.
Nadie entiende qué es eso de la Cultura, como nadie entendía antaño qué era la Gracia de Dios. La cultura es un mito, y un mito oscurantista, como lo fue el mito de la Gracia en la Edad Media o como lo fue el mito de la Raza en la primera mitad del siglo XX. En cierto modo podría decirse que el mito de la Cultura incorpora, además, a través de los nacionalismos de fin de siglo, muchas funciones que el mito de la Raza desempeñó hasta el final de la Segunda Guerra Mundial.
Se ofrecen en este tomo, tres textos posteriores al libro publicado en 2016: "La idea de cultura", "Etnocentrismo cultural, relativismo cultural y pluralismo cultural" y "Espiritualismo y materialismo en filosofía de la cultura. Ciencia de la cultura y filosofía de la cultura"
Ver en la Fundación Gustavo Bueno.
Ver en Helicon.es
¿Qué es la ciencia? Para la mayor parte de la gente esta pregunta suena a pregunta retórica, porque se sobreentiende que la respuesta es bien conocida: la ciencia es eso que hacen los «hombres de ciencia», lo que nos permite «conocer científicamente la realidad», tal cual es, y controlar las astronaves que van a la Luna o a Júpiter, o bien el código genético y, muy pronto, a determinar remedios contra el cáncer o el sida.
¿Qué es la ciencia? es una pregunta genuinamente filosófica. En este opúsculo se ofrece una teoría de teorías filosóficas de la ciencia y se esbozan las líneas maestras de la teoría de la ciencia desarrollada por el materialismo filosófico en torno a la idea del cierre categorial.
Gustavo Bueno analiza el concepto de telebasura teniendo presente que la "basura está en el que ve la televisión" y no en el propio medio. Para ello, ha seguido la experiencia de Gran Hermano con la mentalidad de un antropólogo, sabiendo que se trataba de un observatorio de la realidad española.
Gustavo Bueno fue nombrado, en virtud de oposición, primer catedrático numerario de “Fundamentos de Filosofía e Historia de los Sistemas Filosóficos” de la Facultad de Filosofía y Letras de Oviedo, por orden de 18 de abril de 1960, incorporándose a esa universidad en junio de 1960, tras haber ejercido desde 1949 en Salamanca como catedrático de filosofía en el Instituto Nacional de Enseñanza Media “Lucía de Medrano”.
Ese decreto dejaba previstas cátedras de “Fundamentos de Filosofía e Historia de los sistemas filosóficos” en diez de las doce universidades españolas entonces dependientes del Estado (en Murcia y Barcelona esas disciplinas las cubrirían el catedrático de Cosmología y el de Estética respectivamente). En Oviedo se había convocado en 1942 la oposición para cubrir una cátedra de “Introducción a la Filosofía”, pero, aunque se nombró tribunal, no se celebraron los ejercicios: en mayo de 1945 se abrió nuevo plazo, ya renombrada tal cátedra como “Fundamentos de Filosofía e Historia de los sistemas filosóficos”, que por demoras locales interesadas no se resolvió hasta 1960.
En junio de 1973, decimotercer gobierno del general Franco, un Julio Rodríguez equivocado (Rector de la Autónoma de Madrid: parece que se quería nombrar al homónimo Rector de Salamanca, pero se difundió la biografía errónea…) se convierte en ministro de Educación y Ciencia: molesto porque los presupuestos anuales no coincidieran con los cursos universitarios, dispuso que éstos comenzasen en enero y no en octubre. “Julito el breve” fue sustituido el 3 de enero de 1974, antes de iniciarse las clases del único curso del “calendario juliano”. Pero durante ese ministerio se publicó en septiembre de 1973 una resolución que reorganizaba las Facultades de Filosofía y Letras en tres divisiones: Geografía e Historia, Filología, y Filosofía y Ciencias de la Educación; partía los cinco cursos de las licenciaturas en dos ciclos, y prescribía como materia común obligatoria del primer ciclo una “Historia de la Filosofía” en la División de Geografía e Historia, y una “Filosofía” en la División de Filología. (En la Universidad de Oviedo la División de Filosofía y Ciencias de la Educación no comenzó hasta el curso 1976-77, en Gijón, villa natal del entonces ministro del ramo.)
De manera que Bueno, catedrático desde 1960 de “Fundamentos de Filosofía e Historia de los Sistemas Filosóficos”, no tuvo que impartir hasta 1974 una asignatura rotulada “Historia de la Filosofía”. Comenzó a escribir La metafísica presocrática en el otoño de 1973, preparando las lecciones de aquel primer curso universitario, en Oviedo, de una “Historia de la Filosofía”, y dejó sentadas de manera firme las sólidas bases de una historia filosófica de la filosofía, dos años después de los Ensayos materialistas.
Ver en el sitio de Fundación Gustavo Bueno.
Ver en el sitio de Helicón.
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El objetivo de esta obra es clarificar los hechos, no conseguir adhesiones incondicionales, admitiendo lo que de bueno y de malo ocurrió durante el periodo en el que México y España unidos éramos la mayor potencia global de entonces. Este libro nace al habernos percatado ambos autores de la escasez de trabajos sobre la revolución tecnológica del Hispanismo durante más de tres siglos de convivencia entre los pueblos americanos originarios y los pobladores venidos de España. La Fundación Gustavo Bueno perpetúa y difunde el pensamiento filosófico del profesor Gustavo Bueno, conocido como “materialismo filosófico”, al que este ensayo sobre las aportaciones tecnológicas del hispanismo, enmarcado dentro del denominado “materialismo tecnológico”.