Nadie entiende qué es eso de la Cultura, como nadie entendía antaño qué era la Gracia de Dios. La cultura es un mito, y un mito oscurantista, como lo fue el mito de la Gracia en la Edad Media o como lo fue el mito de la Raza en la primera mitad del siglo XX. En cierto modo podría decirse que el mito de la Cultura incorpora, además, a través de los nacionalismos de fin de siglo, muchas funciones que el mito de la Raza desempeñó hasta el final de la Segunda Guerra Mundial.
Se ofrecen en este tomo, tres textos posteriores al libro publicado en 2016: "La idea de cultura", "Etnocentrismo cultural, relativismo cultural y pluralismo cultural" y "Espiritualismo y materialismo en filosofía de la cultura. Ciencia de la cultura y filosofía de la cultura"
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Obras completas de Gustavo Bueno, 8. El mito de la cultura. Libro de tapa dura, 573 páginas.
Pentalfa Ediciones, Oviedo, 2024.
La respuesta a la pregunta ¿qué es la filosofía? sólo puede llevarse a efecto impugnando otras respuestas que, junto con la propuesta, constituya un sistema de respuestas posibles; porque el saber filosófico es siempre (y en esto se paree al saber político) un saber contra alguien, un saber dibujado frente a otros pretendidos saberes.
El presente opúsculo intenta responder a la pregunta ¿qué es la filosofía? tal como esta pregunta está siendo planteada, prácticamente, en los debates políticos y administrativos en la España del presente, especialmente los problemas suscitados por los diversos proyectos de reforma de los planes de estudio de la enseñanza secundaria y universitaria.
ARTÍCULOS
Es muy probable que el lector del título de este libro, El Ego trascendental, atribuya a su autor una perspectiva teológica (si recuerda el Ego sum qui sum, del Yahvé del Pentateuco) o bien una perspectiva idealista (si recuerda el Ego trascendental de la Crítica de la Razón Pura).
El Ego trascendental del que hablamos en este libro no es, en efecto, una idea teológico-bíblica o filosófico-metafísica (menos aún es un concepto psicológico, en el sentido del ego estudiado por Wundt, por Lipps o por James). Es una idea lógico material (gnoseológica), simbolizada por E, que se interpreta como el enlace entre el Mundus adspectabilis (Mi), totalizado por E, y la materia ontológica general (M).
El sintagma «muertes perpendiculares», con el que ponemos título a este Ensayo, es el resultado de la transformación inversa de la afortunada expresión «vidas paralelas», con la que Plutarco cubrió sus famosas biografías comparadas, cuatro de las cuales están aquí en juego: las de Alejandro Magno y Julio César, y las de Dión y Marco Bruto. como quiera que César y Bruto, personajes sobre los que gira este escrito, no están «en paralelo», porque las comparaciones paralelas las estableció Plutarco entre hombres ilustres del mundo griego y romano, hemos cruzado nosotros las paralelas sobre las que transcurren los nacimiento y muertes de esos cuatro personajes históricos mencionados; y en la perpendicular determinada y paramétrica que cruza las vidas y las muertes de Julio César y Marco Bruto, hemos encontrado la luz para determinar la naturaleza diamérica de esos dos conceptos conjugados que, aplicada a nuestros protagonistas, se concretarían en la perpendicularidad thanatica del puñal de Bruto sobre el cuerpo de César y en la perpendicularidad thanatica de espada de Bruto sobre la que él mismo se arrojó, acaso impulsado, entre otros motivos, por los remordimientos derivados de la crítica logoterápica del moribundo César: «¿También tú, hijo mío?» (Suetonio), tras la derrota sufrida por él y sus seguidores republicanos a manos del ejército monárquico-imperial, capitaneado por Octavio César Augusto y Marco Antonio en la batalla de Filipos (42 a.C.).
En este texto polémico y radical, se propone una teoría filosófico-política del Estado y el Imperio que rechaza los cánones y mitos ideológicos de la teología liberal-moderna, de raíz moral protestante, implantada en todo el Occidente durante los dos últimos siglos, y que ha dado lugar a multitud de corrientes, sean de «derecha» o de «izquierda». Sobre las bases del realismo político y del materialismo filosófico (Baruch Spinoza, Gustavo Bueno), el autor emprende una crítica que se dirige contra las concepciones teóricas formalistas, idealistas y subjetivo-individualistas de la Contemporaneidad, e incluso alcanza a parte de la doctrina realista-materialista. En el contexto de grandes cambios mundiales que hoy se avizoran, los pueblos de civilización hispano-latina y ruso-bizantina se hallan en una encrucijada existencial crítica, sobre todo por la amenaza de desintegración político-moral que representa la totalización imperial-liberal anglosajona. Demasiado extensas para ser ignoradas, y demasiado divididas para alzarse con voz unitaria, las Españas y las Rusias, más parecidas entre sí que al resto del mundo, constituyen hoy no sólo un objeto principal de la filosofía de la historia; también un problema fundamental del presente geo-político. Este ensayo realiza un recorrido a través de las teorías políticas e internacionalistas, el pensamiento público de hispanos y rusos, la formación histórica de sus imperios y su caída, y las grandes cuestiones del mundo político actual en base a las dimensiones del poder soberano (inviabilidad de la UE, depredación liberal-capitalista, disolución socio-moral, separatismo, etc.), hasta el capítulo final, en que se aborda proyectivamente el problema político hispano-ruso y se discuten de forma razonada las vías hipotéticas de su (re)solución, que para los pensadores contemporáneos resultarán muy controvertidas. ¿Reconstitución política de los pueblos hispanos y rusos? Para el autor, esto es altamente improbable, mas no imposible.
Gustavo Bueno fue nombrado, en virtud de oposición, primer catedrático numerario de “Fundamentos de Filosofía e Historia de los Sistemas Filosóficos” de la Facultad de Filosofía y Letras de Oviedo, por orden de 18 de abril de 1960, incorporándose a esa universidad en junio de 1960, tras haber ejercido desde 1949 en Salamanca como catedrático de filosofía en el Instituto Nacional de Enseñanza Media “Lucía de Medrano”.
Ese decreto dejaba previstas cátedras de “Fundamentos de Filosofía e Historia de los sistemas filosóficos” en diez de las doce universidades españolas entonces dependientes del Estado (en Murcia y Barcelona esas disciplinas las cubrirían el catedrático de Cosmología y el de Estética respectivamente). En Oviedo se había convocado en 1942 la oposición para cubrir una cátedra de “Introducción a la Filosofía”, pero, aunque se nombró tribunal, no se celebraron los ejercicios: en mayo de 1945 se abrió nuevo plazo, ya renombrada tal cátedra como “Fundamentos de Filosofía e Historia de los sistemas filosóficos”, que por demoras locales interesadas no se resolvió hasta 1960.
En junio de 1973, decimotercer gobierno del general Franco, un Julio Rodríguez equivocado (Rector de la Autónoma de Madrid: parece que se quería nombrar al homónimo Rector de Salamanca, pero se difundió la biografía errónea…) se convierte en ministro de Educación y Ciencia: molesto porque los presupuestos anuales no coincidieran con los cursos universitarios, dispuso que éstos comenzasen en enero y no en octubre. “Julito el breve” fue sustituido el 3 de enero de 1974, antes de iniciarse las clases del único curso del “calendario juliano”. Pero durante ese ministerio se publicó en septiembre de 1973 una resolución que reorganizaba las Facultades de Filosofía y Letras en tres divisiones: Geografía e Historia, Filología, y Filosofía y Ciencias de la Educación; partía los cinco cursos de las licenciaturas en dos ciclos, y prescribía como materia común obligatoria del primer ciclo una “Historia de la Filosofía” en la División de Geografía e Historia, y una “Filosofía” en la División de Filología. (En la Universidad de Oviedo la División de Filosofía y Ciencias de la Educación no comenzó hasta el curso 1976-77, en Gijón, villa natal del entonces ministro del ramo.)
De manera que Bueno, catedrático desde 1960 de “Fundamentos de Filosofía e Historia de los Sistemas Filosóficos”, no tuvo que impartir hasta 1974 una asignatura rotulada “Historia de la Filosofía”. Comenzó a escribir La metafísica presocrática en el otoño de 1973, preparando las lecciones de aquel primer curso universitario, en Oviedo, de una “Historia de la Filosofía”, y dejó sentadas de manera firme las sólidas bases de una historia filosófica de la filosofía, dos años después de los Ensayos materialistas.
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ARTÍCULOS
RESEÑAS
Este libro pretende impulsar en los lectores el pensamiento de que no hay que ir a buscar el núcleo de la religiosidad entre las superestructuras culturales, o entre los llamados «fenómenos alucinatorios», ni tampoco entre los lugares que se encuentran en la vecindad del Dios de las «religiones superiores». El lugar en donde mana el núcleo de la religiosidad es el lugar en el que habitan aquellos seres vivientes, no humanos, pero sí inteligentes, que son capaces de «envolver» efectivamente a los hombres, bien sea enfrentándose a ellos, como terribles enemigos numinosos, bien sea ayudándolos a título de númenes bienhechores. El núcleo de la religión se encuentra en el mundo de los númenes.
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El presente Tratado de filosofía de la música propone un desarrollo de las líneas generales de la filosofía del arte y de la música del Materialismo Filosófico de Gustavo Bueno, acotando la especificidad material de la categoría musical a partir de la reconstrucción y despliegue de la idea helénica de melos, expuesta en el libro Sobre la música de Arístides Quintiliano, desde la Teoría de la esencia genérica de la música.
De esta manera, se expone el sistema filosófico constituido por Gustavo Bueno y se realizan una serie de propuestas concretadas a partir de tres planos de estudio, a saber, el plano gnoseológico, en el que se propone un sistema de análisis de partituras a partir del desarrollo de la idea de Glomérulo acuñada por Gustavo Bueno; el plano noetológico, constituyente de una teoría de la racionalidad musical; y el plano alegórico, desde el cual se propone el estudio de las diversas formas de ejercitar las ideas que envuelven la categoría musical a partir del análisis de las velocidades de despliegue de la obra artística.
Todo ello establece la referencia de la idea de música sustantiva, la cual precisa de un material estético que concatene estos tres planos en un espacio determinado que, por otra parte, constituye la tesis de este Tratado, esto es, el espacio melológico.
El objetivo de esta obra es clarificar los hechos, no conseguir adhesiones incondicionales, admitiendo lo que de bueno y de malo ocurrió durante el periodo en el que México y España unidos éramos la mayor potencia global de entonces. Este libro nace al habernos percatado ambos autores de la escasez de trabajos sobre la revolución tecnológica del Hispanismo durante más de tres siglos de convivencia entre los pueblos americanos originarios y los pobladores venidos de España. La Fundación Gustavo Bueno perpetúa y difunde el pensamiento filosófico del profesor Gustavo Bueno, conocido como “materialismo filosófico”, al que este ensayo sobre las aportaciones tecnológicas del hispanismo, enmarcado dentro del denominado “materialismo tecnológico”.