

La proclamación por Abu Bakr Al-Baghdadi, el 29 de Junio del año 2014, del denominado "Estado Islámico" de Iraq y Siria, no puede considerarse un accidente de la Historia, ni tampoco la consecuencia de ninguna conspiración mundial para sojuzgar a las naciones del mundo musulmán. Todo lo contrario, puesto que semejante anuncio engrana con la tradición iniciada por el Profeta Mahoma tras la Héjira o huida de La Meca en el año 622, fundando en Medina el dawlat al Islam o "Estado Islámico", que prosiguieron sus sucesores o Califas hasta la abolición del último Califato histórico, el Imperio Otomano, por obra y gracia de Mustafa Kemal, Ataturk, en el año 1924. Las consecuencias que, para el mundo musulmán, suponen la restauración del Califato bajo la forma del actual Estado Islámico, desbordan cualquier análisis meramente periodístico o emanado de la autoridad de unos presuntos especialistas en el mundo islámico, exigiendo una crítica de más profundo alcande, objeto de este libro.
El estado islámico, desde Mahoma hasta nuestros días. Libro de tapa blanda, 147 páginas.
Pentalfa Ediciones, Oviedo, 2016.
Gustavo Bueno analiza el concepto de telebasura teniendo presente que la "basura está en el que ve la televisión" y no en el propio medio. Para ello, ha seguido la experiencia de Gran Hermano con la mentalidad de un antropólogo, sabiendo que se trataba de un observatorio de la realidad española.
Gustavo Bueno fue nombrado, en virtud de oposición, primer catedrático numerario de “Fundamentos de Filosofía e Historia de los Sistemas Filosóficos” de la Facultad de Filosofía y Letras de Oviedo, por orden de 18 de abril de 1960, incorporándose a esa universidad en junio de 1960, tras haber ejercido desde 1949 en Salamanca como catedrático de filosofía en el Instituto Nacional de Enseñanza Media “Lucía de Medrano”.
Ese decreto dejaba previstas cátedras de “Fundamentos de Filosofía e Historia de los sistemas filosóficos” en diez de las doce universidades españolas entonces dependientes del Estado (en Murcia y Barcelona esas disciplinas las cubrirían el catedrático de Cosmología y el de Estética respectivamente). En Oviedo se había convocado en 1942 la oposición para cubrir una cátedra de “Introducción a la Filosofía”, pero, aunque se nombró tribunal, no se celebraron los ejercicios: en mayo de 1945 se abrió nuevo plazo, ya renombrada tal cátedra como “Fundamentos de Filosofía e Historia de los sistemas filosóficos”, que por demoras locales interesadas no se resolvió hasta 1960.
En junio de 1973, decimotercer gobierno del general Franco, un Julio Rodríguez equivocado (Rector de la Autónoma de Madrid: parece que se quería nombrar al homónimo Rector de Salamanca, pero se difundió la biografía errónea…) se convierte en ministro de Educación y Ciencia: molesto porque los presupuestos anuales no coincidieran con los cursos universitarios, dispuso que éstos comenzasen en enero y no en octubre. “Julito el breve” fue sustituido el 3 de enero de 1974, antes de iniciarse las clases del único curso del “calendario juliano”. Pero durante ese ministerio se publicó en septiembre de 1973 una resolución que reorganizaba las Facultades de Filosofía y Letras en tres divisiones: Geografía e Historia, Filología, y Filosofía y Ciencias de la Educación; partía los cinco cursos de las licenciaturas en dos ciclos, y prescribía como materia común obligatoria del primer ciclo una “Historia de la Filosofía” en la División de Geografía e Historia, y una “Filosofía” en la División de Filología. (En la Universidad de Oviedo la División de Filosofía y Ciencias de la Educación no comenzó hasta el curso 1976-77, en Gijón, villa natal del entonces ministro del ramo.)
De manera que Bueno, catedrático desde 1960 de “Fundamentos de Filosofía e Historia de los Sistemas Filosóficos”, no tuvo que impartir hasta 1974 una asignatura rotulada “Historia de la Filosofía”. Comenzó a escribir La metafísica presocrática en el otoño de 1973, preparando las lecciones de aquel primer curso universitario, en Oviedo, de una “Historia de la Filosofía”, y dejó sentadas de manera firme las sólidas bases de una historia filosófica de la filosofía, dos años después de los Ensayos materialistas.
Ver en el sitio de Fundación Gustavo Bueno.
Ver en el sitio de Helicón.
La idea de la técnica ha estado relegada a una posición secundaria en los grandes sistemas de filosofía. Ideas como el Ser, Dios, la Razón o el Espíritu ocuparon los primeros puestos de la investigación filosófica.
La introducción de la idea de técnica en filosofía no llegó hasta que la aparición de la tecnología industrial del siglo XIX transforma la vida de las sociedades occidentales a un ritmo vertiginoso. Asombrados, vuelven los filósofos sus ojos ante tal espectáculo, buscan una explicación, ya no se pueden obviar los cambios en las comunicaciones, en la producción, en la economía y en todos los aspectos sociales y políticos.
Desde los años treinta del siglo XX abundan los ensayos sobre la técnica, y el rótulo "El hombre y la técnica" enlaza dos ideas que a modo de mitos oscurantistas obligan a preguntarse: ¿qué es la técnica para que adquiera la figura de un monstruo incontrolable o de salvadora de la humanidad?
Ofrecemos aquí una respuesta sobre qué es la Filosofía de la técnica y la tecnología desde el sistema del Materialismo Filosófico de Gustavo Bueno.
¿Qué es la ciencia? Para la mayor parte de la gente esta pregunta suena a pregunta retórica, porque se sobreentiende que la respuesta es bien conocida: la ciencia es eso que hacen los «hombres de ciencia», lo que nos permite «conocer científicamente la realidad», tal cual es, y controlar las astronaves que van a la Luna o a Júpiter, o bien el código genético y, muy pronto, a determinar remedios contra el cáncer o el sida.
¿Qué es la ciencia? es una pregunta genuinamente filosófica. En este opúsculo se ofrece una teoría de teorías filosóficas de la ciencia y se esbozan las líneas maestras de la teoría de la ciencia desarrollada por el materialismo filosófico en torno a la idea del cierre categorial.
¿Por qué hoy en día se insiste en "educar en valores"? ¿por qué según el artículo 1.1 de la Constitución española nos guían "valores superiores"? ¿qué tiene que ver la valentía de un guerrero con la validez de la lógica o la valoración de un inmueble? ¿qué tienen que ver los valores de una ecuación con los valores espirituales? ¿puede entenderse qué son los valores y cómo se diferencian? ¿son independientes de los bienes y los sujetos? ¿desde qué criterios preguntamos si la valoración pone el valor o el valor determina la valoración? ¿qué fundamenta su orden en jerarquías? ¿es posible la neutralidad axiológica o a todo valor se le opone un contravalor? Más de un siglo de teorías y concepciones de los valores han pretendido responder a estas y otras cuestiones olvidando ya en el S. XVI español se hablaba del "valor de los valores", del "valor infinito de Dios", de "valores intrínsecos" y de "intrínsecos valores".
La pluralidad de disciplinas axiológicas que nacen en la Alamenia de finales del S.XIX, donde las tecnologías están cambiando vertiginosamente la vida humana, reaccioan frente a filosofías mecanicistas, economicistas y materialistas desde la teología protestante, la fenomenología, la psicología ,el historicismo u otras disciplinas "humanas" que como la jurisprudencia o la pedagogía expanden el campo de la idea de valor y al terminología de los valores.
La inteligencia artificial está transformando la faz del mundo a un ritmo acelerado. A los programas que juegan al ajedrez mejor que cualquier campeón humano, los asistentes virtuales, los coches autónomos y los sistemas de traducción automática, reconocimiento facial o diagnóstico médico, se han sumado los sistemas generadores de texto, imágenes o sonido, con la entrada en la era de la inteligencia artificial generativa.
Pero, ¿es la inteligencia artificial una ciencia?¿Es ChatGPT realmente inteligente? ¿Comprenden los enormes modelos de lenguaje el significado de las palabras que emplean? ¿Pueden las máquinas llegar a sustituir a los médicos o los ciéntificos de carne y hueso?
Este opúsculo reúne respuestas a estas y otras preguntas. Frente al tsunami de opiniones que diariamente se vierten sobre la inteligencia artificial, se ensaya una filosofía de la inteligencia artificial desde las coordenadas del materialismo filosófico, articulada en tres partes: gnoseología, ontología y tecnoética. El resultado es una obra que contiene un tratamiento sistemático del campo de la inteligencia artificial.
Luis Carlos Martín Jiménez, desde las coordenadas del materialismo filosófico, ofrece en este libro un análisis filosófico sobre la esencia del Derecho.
La distancia entre lo que "es" y lo que "debe ser" se determina por las normas, pero al distancia entre lo que "son" las normas y lo que "deben ser", requiere determinar parámetros que permitan su evaluación y modificación permanente. Hay parámetros teológicos, cosmológicos, racionales, ideales, utilitarios &c., que a modo de fundamentos fijos y externos a la práctica jurídica, ocultan su esencia, lo que aumenta la distancia entre lo que el jurista hace y lo que piensa que hace, confundiéndole y dificultando su labor. Desde una filosofía materialista del Derecho se explica cómo se conjugan hechos y normativas desde un núcleo jurídico cuya praxis ordena y mantiene activas las sociedades políticas que miran a un mundo en permanente cambio.